“Quien no desea no se frustra. Y quien no se frustra no se envilece. Así, el verdadero sabio espera en la quietud, mientras todo ocurre y no mandan los deseos. Así la paz y la armonía tienen lugar y el mundo sigue su curso natural”.

-Lao Tsé-

Después de caminar cuadras interminables, no solo por lo largas y grises, donde con pocas personas me cruzaba en ellas, que por momentos parecía que se estaba bien lejos del Centro, más allá que si bien era en su parte no turística, seguía siéndolo.

Iba camino a hacerme unos estudios clínicos de rutina, en un lugar que me habían recomendado, «Salud Digna», pues son de bajo costos y la atención es muy buena, las Clínicas se encuentran en lugares muy populares de la ciudad, como en este caso cerca del Mercado de Sonora, un espacio emblemático de la ciudad.

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Llegué, tomé mi número para que de las cajas me llamaran, me sorprendió mucho la atención desde el primer momento, desde que abrí la página para enterarme de qué se trataba y como me fueron dando todas las instrucciones para la realización de las pruebas.

¡Al fin!, llegó el momento de pasar a ellas, enseguida con una amabilidad que me sorprendió, con una sonrisa no fingida ni de esas que se usan «for export» o esos otros «robotitos» capacitados que solo les falta una voz más artificial, aunque la falta de entonación, emoción les sale de maravilla y dicen una serie de frases hechas, como esa de «gracias por elegir a….», «qué otra cosa puedo hacer por usted» y luego con total  inexpresión aprietan el botón para que pase el próximo, para repetir lo mismo.

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Le dije lo que quería y los estudios que necesitaba hacer entonces me sugirió que me hiciera el paquete de Adulto Mayor Femenino, al cual acepté pues no daba crédito del costo.

Enseguida pasé, me extrajeron la sangre, luego al electrocardiograma, para pasar a la mastografía la cual me advirtieron que sin hora tenía que esperar un poco pues había varias antes que yo.

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Tomé mi libretita una pequeñita que acabo de comprar para cargarla siempre conmigo, para que sea parte de mi vieja mochilita roja y negra, y que donde esté y pueda ponerme a escribir o dibujar o ir tomando notas.

Retomar mi ancestral costumbre desde niña, tener siempre cerca papel y pluma, hábito que la tecnología y las pantallitas me absorbió y ya mi ser interior clama porque regrese a él.

También me compré una pluma nueva y me recuerdo lo feliz que me ponía hace mucho tiempo cuando encontraba una con un buen punto fino y que se deslizara en la hoja como si estuviera bajando por la alfombra mágica.

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Esta que había conseguido era una delicia, tenía doble punto, uno fino que las letras nacían con una sonrisa y otro un poco más grueso ideal para sombrear alguna parte de algún dibujo, que espero que en algún momento aunque sea con timidez, vuelvan a salir.

Aquí en la sala de espera en un centro de análisis donde aguardo ser llamada para iniciar mi chequeo de rutina, sin nada especial que me aqueje, me meto en mi pensamiento dejándolo fluir, vagabundear un poco de un lado para otro, la ciudad, esa recapitulación en que la vida me metió y yo acepté, desde esa llegada a ese exilio inesperado hace ¡tanto tiempo! ya, que muchos recuerdos quedaron encerrados allá a lo lejos.

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Algunos dolorosos en una parte, dejar una vida atrás para enfrentar otra que no se estaba segura cuál sería, que derroteros tomaría.

Eso sí, había un sentir muy claro y preciso, fuera lo que fuera el volver a respirar la libertad en el camino, era parte de la búsqueda.

Los recuerdos nacen, les sonrío, los agradezco y los dejo pasar.

Ya fueron vividos, ya dejaron sus enseñanzas, ya hicieron todo lo que se necesitaba para esa evolución personal donde el ensayo, el error y el aprendizaje fueron relevantes.

Donde el descubrir que en esta vida no es tan importante lo que nos pasa sino lo que nos contamos sobre ello, lo bueno es que a la historia la podemos moldear con los años, podemos ir cada día abriéndola a otras perspectivas que le vaya agregando nuevos elementos y el ir dándonos cuenta de todo lo que nos dejó el haberla tenido que vivir. No negarla, sino aceptarla y un día dejar de contarla, para seguir viviendo en ella.

Ahora la vida camina a mi lado y del otro su leal compañera la que aguarda en el otro extremo, la Democrática, me sorprenden con los ojos del asombro cada día más, las veo a cada milímetro en mis pasos, en ese ahora que siempre se aproxima y me abrazo a esos recuerdos que deambulan entre esas escenas ya existidas y las nuevas que estoy viviendo con el corazón abierto al descubrimiento.

Ambos se fusionan, crean uno nuevo y seguimos el rumbo. Pasado y presente unidos en el ahora. Vida y Muerte en un mismo derrotero.

El que espera desespera, el que quiere regresar se frustra, al que acepta el tiempo en el que se encuentra, se le revela el sentido de su existencia….

MÉXICO

ABRIL 2024

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Agradezco fotos tomadas de internet

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