COLORIDO Y CONTENTO

La tetechas son los botones de las flores de los cactus columnares que abundan en esta región, la cual es obtenida solo una vez al año y el mes más propicio para disfrutarlas es mayo.

Entre las que destacan son la nieve de tetecha, en dulce, el escabeche, y como ingredientes en diferentes salsas como: el mole, otra exquisitez de esta zona.

La tetecha se puede consumir hervida o frita, en el Municipio de Zapotitlán Salinas existen gran variedad de platillos donde abundan estos cactus que son, altos bien altos que pueden llegar a medir los diez metros elevándose hacia el cielo.

A la hora que decía en el programa que comenzaba la Calenda, salí al encuentro, fui a la plaza a ver qué era lo que sucedía, ya había un poco de movimiento.

Atravesé los toldos blancos puestos alrededor de las calles que rodean la plaza.

Ahí andaba dando vueltas, recorriendo todos los localitos que habían instalado,  mostraban el crecimiento que se había dado en esta Feria de un año al otro, iba tomando forma y muchas personas de afuera estaban llegando, muy bueno para dar un empuje a la región.

No podía faltar ese puesto donde se venden las tan deseadas aguas frescas de colores, más con el calor que estaba haciendo.

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A su lado otro punto imprescindible, las quesadillas, las memelitas hechas de ese maíz azul, al cual por más que quieran, por el momento, no lo pueden volver transgénico, lo que da la absoluta tranquilidad al comerlo de que no está adulterado. Muy buena elección para el desayuno, mientras se espera la llegada de la Calenda y de los demás espectáculos, esos antojitos tan mexicanos.

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Luego cuando el hambre solicite una comida más exuberante, volcarse a uno de esos platillos estrellas de la ocasión y que muchos fuereños llegan a probarlos, a conocerlos o a repetirlos si ya los han saboreado y para ello está el espacio de restaurantes creados dentro de la plaza, entre los árboles, decorados muy hermosos con el esqueleto de esos cactus, plantas y flores del desierto.

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Daba vueltas veía los puestos, con sus cactus a la venta, sus productos artesanales, lo que no puede faltar los pequeños magueyes o agaves, esa planta tan prodigiosa que nos regala pulque, tequila, mezcal y tantos productos sanadores que nacen de ella, como el alimento que regalan sus flores.

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Ahí andaba en la vuelta tratando de averiguar ¡qué pasaba con la Calenda!, cuando siento que alguien me toca el hombro, me doy vuelta y ahí la veo con su gran sonrisa, con esa alegría que guarda a la vida: era Maguito.

Una gran sorpresa, enseguida le pregunto por la Calenda y me dice que sale de la carretera desde donde está la gasolinera, a la salida del pueblo, que si quiero me acompaña, más allá que desisto pues el sol estaba demasiado ardiente y ahí a la sombrita nos pusimos a platicar, me empezó a contar la historia de la Cruz del Natucho, y cómo habían decidido el conmemorarla de la forma que en que lo hacían, respondiendo a mi pregunta, pues unos días antes había sido la ceremonia a la cual me había invitado.

En eso estábamos, cuando de repente me dice:

-La Calenda ahí llega- ni en cuenta la tuve estaba tan metida en su plática, en sus cuentos que había pasado a un segundo plano.

Cuando me di vuelta ahí aparecían unas niñas con sus piñas en la mano, casi las tenía encima, ni los cohetones había escuchado, me quedé pensando si de verdad los habían lanzado, más allá que son los que anuncian que esa fiesta andante se está acercando. Son proyectados desde la mano de un encargado y prendidos con cigarro rumbo al cielo, dejando a su paso una gran estela hasta que desaparecen con una gran explosión.

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Se despide de mí pues tenía que ir a llevar a pacer a las chivas que la estaban esperando y quedamos en vernos y la plática nos había llevado más de una hora.

Fui y me sumergí en ese festejo, en el ambiente que se instalaba y en la llegada de los grupos y de las personas que los acompañaban.

La fiesta, es un suceso que revela el regocijo, renueva y aúna vínculos familiares, comunitarios, personales, ya sean grandes o pequeñas, exuberantes o humildes, austeras, ellas siempre han estado presentes, por eso se dice que «México es fiesta», pues no se pierde motivos para la celebración.

La Calenda tiene un origen espiritual y nacieron en el siglo XVI en Oaxaca volviéndose con el tiempo una parte fundamental en la región y se han ido absorbiendo por Estados del alrededor.

Niños, adolescentes, adultos, eran parte de ella, regalaban el colorido, la música, el baile, habían venido caminando desde lejos por toda la carretera bajo ese sol de verano que lanzaba sus rayos sobre ellos, sin embargo no desfallecían, todavía regalaban sonrisas y se preparaban para al rato dar a todos aquellos que los estaban esperando, un espectáculo de diferentes bailes folklóricos de México.

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Una vez dentro de la plaza después de presentarse a ese público que los estaba esperando, llegó el momento del relax, de estar un rato en la sombra de los árboles ancianos, creando un ambiente de un gran regocijo, donde las fotos no podían faltar, ni uno de los personajes que acompañó en el trayecto o los toritos que ahí esperaban para ser parte de una de las danzas.

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Mientras se descansaba un rato en esa plaza llena con todos los que habían llegado con la Calenda, se preparaba el concurso de dibujo que se iba a realizar y…

CONTINUARÁ…

MÉXICO

MAYO 21, 2023

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