CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL CAOS MATINAL

EL CHILLÓN

Me levanté y me llamó la atención que al lado del tinaco estaba el Negrito escondido, de repente se asomaba, de repente se ocultaba, me quedé un rato jugando con él, también me desaparecía y aparecía.

Así estuvimos mientras preparaba mi delicioso café, ese que me despierta y hace que todos los días sean únicos, tanto me absorbió esta salida al mundo y ver la cara de confusión que tenía el felino con este juego, que se me olvidaron los pequeños voladores.

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A parte el pequeño Tizón, se cambió de lugar y se echó más abajo, lo que me ocasionó mucha risa pues generalmente sale huyendo, mirando de vez en vez para atrás como si sintiera que trae al diablo persiguiéndolo.

Por primera vez no tuvo miedo y quién sabe si el juego lo había desconcertado y ahora se mostraba en cuerpo completo, como queriendo mandarme algún mensaje encubierto.

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Me di la vuelta y allí estaba el otro, uno nuevo, nunca lo había visto, también muy compenetrado mirándome, siguiendo todos mis movimientos, como si fuera un espectáculo para ellos o todo un descubrimiento.

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Ya el elixir negro estaba listo, lo serví y me volví a meter y se me olvidaron los alados,  mientras lo preparo casi diario le pongo a ellos su comida pues ya hay unos cuantos trepados esperando que llegue, pero con la distracción de los misifuses se me olvidaron, eso sí, ni me imaginara que iban a dejar pasar esa omisión.

Cada día compruebo más que son como los niños fastidiosos e insistentes, cuando te toman la medida, no se miden, valga la repetición, tienen el arte de la manipulación con encanto, que hace que uno se enternezca, bueno no solo las dulces y tiernas y peleoneras avecillas, sino que esto es peculiaridad de la mayor parte de los animalitos, por lo menos de todos los que andan merodeando en este mundo del patio.

Basta que encuentren a un humano que les sirva para algo, que sientan que se pueden beneficiar con cualquier cosa, para que no reparen en encontrar estratagemas, para así lograr aquello que buscan, sobre todo cuando se dan cuenta que la atención del otro también está en ellos.

Bueno, hay que ver el otro lado sino se dejaría expuesta la injusticia que se está hablando, uno también se favorece con ellos, no puedo negar que durante la pandemia que fue cuando se establecieron eran un deleite, todavía lo son, y un abstraerse de todo lo que pasaba viendo las cosas que hacían y volcando la mirada en ellos, viviendo ese reality show que regalan. Beneficiaron al sistema inmune con las risas y sonrisas que desataban, a la soledad la acompañaron con su presencia y ni se diga el tener a la mente ocupada en vez de estar pensando tonterías.

Fue como si se hubiera creado una relación simbiótica, una relación de ayuda, cada quien daba algo y ambas partes nos respaldábamos mutuamente.

Creamos sin buscarlo un mutualismo, claro que no terminó con la pandemia, pues ya se habían creado lazos y siguen hasta ahora, el beneficio no se puede desconocer y por otro lado llenan de vida al espacio.

Sin embargo, hay momentos que se les quisiera sacar a todos volando, como este día, más allá que luego con cualquier acción sacan la risa.

Me senté a disfrutar a ese cafecito, el aroma abría mis sentidos al día, hacia que me fuera ubicando en este planeta, en este espacio, en esta dimensión, que bajara a tierra, en eso estaba cuando de repente veo entrar a Coquita, con su típico bailongueo, un pasito para adelante, otro para atrás, dos a la derecha, uno a la izquierda y se vuelve a empezar.

Ahí caí, que se me había olvidado el darles de comer.

-Ahora voy- le digo- cuando acabe mi café- susto que se pegó la pobre, pues pienso que no esperaba que le respondiera y salió volando, esta vez sin golpearse contra nada, como que le atinó a pasar por la abertura que quedaba en la puerta.

La cara que puso y la forma en que lo hizo, me sacó una sonrisa bien grande.

*

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Ahí seguí, cuando de repente escucho el inconfundible, ¡Wop!, ¡Wop!, del Mandamás, ese monosílabo que ejecuta quien sabe por qué, es constante de ahí que se le reconoce, a él y a su descendencia que se lo hereda, estaba en los escalones y llegaba con refuerzos, la Despeinada su compañera, haciendo gala de poderío, mientras se veían a otros no tan confiados a lo lejos, también reclamando.

Como que se quería acercar pero no se atrevía, eso sí cada vez hacía más fuerte el sonido, como diciendo: «aquí estoy».

-¡Ya!, ¡sí!, ya voy- y me levanté no quedaba de otra pues tanta insistencia no se resistía, eso sí son dulcemente machacones.

*

*

Pero ahí no para la cosa, cómo iba uno a pensar que eso podía suceder, por el contrario, el ruido de los alazos se empezó a sentir, esas corridas que hacen, ni modo así es la hora de la comida, más en esta época, pero la cereza del pastel estaba por venir.

Sin lugar a dudas la primavera llegó y con ella los nuevos alumbramientos de los pequeños pichones que comienzan a despertar a esta vida con fuerza y sobre todo con un volumen que muchas veces dan ganas de acallarlos.

Ellos gritan, gritan, como desesperados esperando que algún padre llegue y se haga cargo de ellos, ya que sienten que el patio es el comedor y con eso que no saben comer solos, que son dependientes, los bramidos alarman .

Ya aprendieron a volar y van y vienen de un lado hacia otro, sin embargo aún no se proveen por ellos mismos de los alimentos, así que llegan se paran en el patio y mientras baten las alas, claman, claman, no se cansan, no se dan por enterados de que no son escuchados.

A veces se cambian de un lugar a otro, eso sí no se mueven, han aprendido que en este patio hay comida, los padres se lo han enseñado, es un lugar simple para alimentarlos.

Por otro lado, a veces vienen y como no hay alimento, no dejan de vociferar y los progenitores tampoco se mueven, como que lo invitan a que lo haga con mucho más fuerza parecería, pues ya se han dado cuenta que cuando eso sucede, ahí va la esclava  a ponerle un poco de comida para que acallen esos rugidos.

Hay uno de ellos que es insufrible el chiquitín eso sí, está gordo, como que no va por buen camino, más allá dentro de su crianza pienso que fue de gane, como tienen que competir con otros el que se lleva la ración más grande es el que es capaz de pegar los gritos más agudos y estridentes, sin lugar a dudas él le ganó a sus hermanos.

*

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Se anda cambiando de lugar, brinca para aquí, brinca para allá, se mueve, y su voz como tenor desafinado repercute entre las paredes de tal forma que el chirrido entra en el oído y hace que el martillo y el yunque trepiden y le trasmite al tímpano esas ondas sonoras que llegan por el aire y todo el cuerpo vibra sin detención, como cuando el badajo golpea la campana o semejante a lo que sucede en los dibujos animados cuando alguno fue golpeado.

¡Animalitos de Dios!, como se puede pensar que algo tan tierno y regordete puede crear tanto caos, que hasta las tortolitas abren los ojos grandes, grandotes y no saben en donde meterse.

*

*

Ahí andaba con todos ellos que no me dejaban concentrar y me sacaban con sus ruidos y sus intromisiones de donde estaba, así que decidí, sentarme en los escalones, a tomar un poco de brisa si es que se le ocurría pasar pues cada día se aparece menos, mirando ese jardín-huerto que se desarrolla y tiene nuevos elementos.

*

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En eso estaba en esta Primavera «trinante», cuando escucho un sonido fuerte, pesado y grave que pasa frente a mis ojos y me hace ponerlos bizcos para lograr un enfoque mejor y ser testigo de su vuelo y de esa colisión que a unos metros más adelante se da y de muchas cosas que estaban sucediendo incluso acontecimientos que nunca había visto como el cambio de una Mantis Religiosa, el Mamboretá, como le dicen en guaraní que quiere decir «donde está tu pueblo», mudarse de color.

Pero esto se los dejo para la próxima entrega de estas CRÓNICAS desde este patio en donde la vida se presenta como si se habitara en un mundo animado paralelo, como si un agujero de gusano, de repente apareciera y ¡BLIM!, se transforma todo lo que ahí hay en otro universo.

Hasta la próxima, sonrían la vida se los agradecerá.

MÉXICO

MARZO 2023

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10 comentarios en “CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL CAOS MATINAL

  1. Hola Themis!

    De verdad que me encantan estas crónicas desde el patio, te lo he dicho ya y lo reitero.
    Disfruté esa aromaterapia única que es una taza de café, y cómo estos acontecimientos que para muchos pudieran pasar (y pasan) desapercibidos, hacen la diferencia cuando de vivir lindo se trata. Bellísimos los animalitos y todo lo que nos dan.

    Te dejo un gran abrazo! 🌹

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    1. Sí Maty, se que las disfrutas mucho, tanto como yo pienso al verlas y luego al recrearlas cuando las escribo, son situaciones inocentes, ingenuas y a veces muy crueles también. Son un gran mundo que no siempre sabemos ver y que no le prestamos atención. Gracias, abrazo enorme

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    1. Se volvieron compañeras y causantes de muchas risas, entre ellas, los gatos, y todos los pequeños seres que habitan este lugar, con los que descubres acciones increíbles. Gracias Merche, abrazo grande

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  2. Hermoso reportaje, Las tórtolas son increíbles. y lo que nos cuentas lo conozco porque aquí hay unas seis que todos los días me reclaman la comida, casi siempre a la misma hora. Es un mundo para observar y aprender. Gracias Themis, por darnos a conocer tu mundo de una forma tan interesante. Un fuerte abrazo.

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