CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA DANZA MACABRA

ACONSEJO IRLA ESCUCHANDO MIENTRAS SE LEE

***

«Zig y zig y zig», la cadenciosa muerte llama,
con el talón de su pie, a una tumba.
La muerte, a media noche,
baila, «Zig y zig y zag», sobre su violín.»

El calor se dejaba sentir, la brisa primaveral danzaba, hacía gestos que la descubrían como tal, aunque estaba adelantada.

-Y eso, ¿a quién le importa?, es lo que es, no hay de otra- se escucha a mi misma decir mientras salía de su letargo y volvía a acomodarse y regresarse.

Todo se estaba comportando con cierta extrañeza, el sol ahí estaba dando señales que muy pronto se iba a desaparecer, a pesar de él, de su luz que iluminaba, flotaba en el ambiente una sensación de película de suspenso.

Lo que no sucedía había capturado mi atención, me había abstraído de todo, como si un clima de maquinación estuviera invadiendo el espacio, la tensión se dejaba sentir, la impaciencia, el estar alerta, el mirar meticulosamente para todas partes como si algo se estuviera por precipitar en cualquier momento.

«El viento invernal sopla y la noche está sombría.
Se escuchan los gemidos de los tilos.
En la oscuridad se ve a los blancos esqueletos
correr y saltar bajo sus mortajas.»

Vibraban señales, sin lugar a dudas, de que se estaba entretejiendo algún acontecimiento desconocido.

El silencio se apoderaba del ambiente, resonaban al correr las hojas secas que estaban en el piso, la ráfaga de brisa silbaba con sigilo.

Hacía un rato había estado con esas hojas que en estas fechas movidas por el soplo hacen cabriolas entre ellas, vagan, se persiguen, se encuentran, se separan, para volver a volar por los aires.

Dos gorrioncitos habían hecho su aparición, venían volando y se habían parado en una de las hojas secas del papayero y dando un brinco sincronizado y volviendo a caer sobre ella la habían tumbado.

*

*

Me maravilló y me asombró esa imagen, entre juguetona y tétrica, que lo marcó el sonido que lanzaron al irse, ya que el acto me dio la impresión al verlo de un juego inocente.

«Zig y zig y zig», cada uno temblequea.
Se oyen chasquear los huesos de los bailarines.
Una pareja lujuriosa se sienta sobre la hierba,
como para saborear antiguas delicias.»

Había estado recorriendo el pequeño patio y sorprendiéndome con esos opuestos que la naturaleza tiene, tierna y cruel, sarcástica e inocente, las flores con su delicadeza y los cadáveres de los insectos colgados de las hebras invisibles de una tejedora misteriosa que no se veía, ni a la red que construía.  ¿Engañosa o creativa?.

Cuando de repente, otra ráfaga cálida se dejó sentir con mucha intensidad y separó a la rama que los pequeños alados habían derrumbado, de la hoja.

«Zig y zig y zag», la muerte continúa
rascando sin fin sus agrios instrumentos.
¡El velo se cayó! La bailarina está desnuda,
su bailarín la abraza amorosamente.»

Se escucharon las campanas de la iglesia,  y esa hoja separada como si fuera una calaca encendida cabalgando sobre una bestia mitológica, vino directo a mí.

*

*

Ahí escuché a un violín desafinado que distorsionaba el sonido y creaba una atmósfera fantasmagórica.

Mi boca se abrió viendo ese fenómeno que sucedía.

Se paró delante y daba vueltas, mirando hacia todos los lados, parecía por su actitud que estaba siendo perseguida, como si buscara protección, como si algo dentro de ella  temiera, más allá que no se veía otra cosa en el alrededor. 

*

*

De repente, un sonido seco, se deja sentir. Venía de donde da vuelta el patio y surge, una bola rodando muy de prisa, obscura, tétrica y mientras un xilófono parodia el golpeteo de huesos que bailan….

*

*

-¡La danza macabra!- me digo.

«La dama es… marquesa o baronesa,
y el lozano galán un pobre mecánico.
¡Horror! Y he aquí, que ella se confía
como si el patán fuera un barón.»

Esa que nació en los años más tardíos de la Edad Media, después de que la peste bubónica cobrara millones de víctimas, allá por el 1340, por la pandemia más letal que ha tenido la humanidad,  millones no vivieron para contarlo.

En una época de colapso total, donde la obscuridad daba la impresión de que nunca se iba a retirar, un movimiento artístico nació, para sublimar lo que se estaba viviendo, el miedo, la angustia, la incertidumbre.

Unían lo religioso a lo pagano, era la necesidad de representar a la muerte como la máxima certeza, como algo inexorable, que no tenía en cuenta ni el nivel social, ni la condición económica, ni la raza, ni la edad, ni nada, como le llaman en México, «La Democrática», esa que a todos nos iguala, tal vez la única «democracia» que existe en esta dimensión de la vida que vivimos.

«Zig y zig y zig», ¡Qué zarabanda!
¡Círculos de muertos que se dan las manos!
«Zig y zig y zag», se ve en la cuadrilla
al rey y a los villanos bailando juntos.»

Y que luego en 1870 más o menos, el poeta y músico Camille de Santi-Saëns, escribió, en un ritmo de vals, que dura como unos siete minutos, una obra describiendo a la muerte danzando entre las tumbas de un cementerio, tocando un violín y despertando a los esqueletos, inspirado en el poema de Henri Cazalis. Emulaba la danza de la muerte de aquellos otros momentos.

-¡Ooooooh!, qué está aconteciendo delante de mis ojos, ¿qué es esta puesta en escena?, ¿que se representa?

La bola llega y tumba a la calaca guerrera, que en un segundo se levanta.

*

*

Con mucha agilidad se eleva la guerrera, se enfrascan en un combate, combate dancístico, que muestra toda esa magia siniestra de lo seco y retorcido, mientras el violín diabólico no cesa, recorre el ambiente siendo el protagonista y el dueño de ese poema sinfónico .

*

*

Mientras el oboe nos prepara como si fuera el gallo que con su canto anuncia el día que amanece y llama de regreso a todos a volver a sus tumbas.

¡Pero «shhh»! De momento se acaba la reunión,
se apresuran, se van, el gallo ha cantado.
¡Oh, qué bella noche para el desgraciado mundo!
¡Que vivan la muerte y la igualdad!

Por un instante, se detienen y dejan esa coreografía loca, el soplo aparece silbante, y se las lleva, las aleja y en un instante todo se detiene.

El sol se escondía, desvanecía su luz dorada, como si con su andar fuera el tramoyista que bajaba el telón.

Caminé unos pasos y  ahí lo veo a él, al Güerito, romántico enamorado, sentado en el muro extasiado mirando la puesta de sol y a esa luna nueva que emergía.

*

*

Al escucharme se da vuelta, me mira, para regresar a donde estaba.

Los dos quedamos absortos, cada quien en lo suyo.

Cerrábamos al día y a nuestras fantasías.

MÉXICO

Febrero 2023

*

MÚSICA: «DANZA MACABRA» Camille de Santi-Saëns

POEMA: «DANZA MACABRA» de Henry Cazalis

ANIMACIÓN: HENDERSON

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Agradezco foto de la Danza Macabra tomada de internet

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14 comentarios en “CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA DANZA MACABRA

    1. Hay momentos cuando comienza a caer la noche que el silencio es tan denso, la quietud, el no movimiento, que se siente esa sensación de algo inminente, como ese día, te metes en ello y viajas, más cuando te regalan algo que sale de improviso. Abrazo grande, gracias

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    1. Hola Maty, de nuevo aparecieron las crónicas, hiciste bien en verlo, pues realmente es también una muy hermosa animación, un deleite acompañar con él a la música, Gracias, abrazo bien grande

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  1. Saint Saens estaría encantadísimo con el marco incomparable que le has montado a su música y ¡estas maravillosas esculturas de hojas secas ! y tus letras tranzándose al rededor del poema de Henry Cazalis, me ha encantado, mil gracias.

    Me has recordado el poema de Leopoldo María Panero, un poeta admirado tanto por su locura, como por su genialidad. For you; )

    DANZA DE LA MUERTE

    Al salir de un bar, de algún refugio, en busca de mi más lejana guarida,
    vi como una cadena de imbéciles se pasaban la muerte de mano en mano.
    Era, sí, una danza, pero interrumpida por los besos.
    Y allí la muerte no era aquella imagen cruel que otros conocieron,
    sino una hermosa muchacha, casi un niño, o un hombre cuyos ojos morían de dulzura,
    de la más terrible y espantosa que estuvo entre los hombres.
    Y todos la amaban, y la llamaban con nombres de cariño y de amor,
    nadie la temía, era como el pan que comparten los bárbaros.
    Todo en la calle bailaba, todos los hombres danzaban,
    sin saber lo que hacían, cantando como dementes, a la muerte,
    que pasaba de mano en mano, con dulzura terrible, y para nada, por nada.

    Un abrazo, hacía mucho que no me pasaba… un placer, de nuevo!

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    1. Gracias María, me encantó la poesía que me dejaste, no la conocía, es locamente increíble, esa danza que logra dejar plasmada, ese ambiente de jolgorio, de aceptación, abrazo bien grande, un gusto que te hayas dado una vuelta y saber de tí

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  2. Desde luego, Themis, tienes muchísima imaginación o una gran sensibilidad que te hace ver y sentir lo que para la mayoría pasa desapercibido.
    Este Saint Saens, ¿es el mismo compositor del Carnaval de los animales? Supongo que sí.
    Tu patio está lleno de sorpresas.
    Abrazo!!

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    1. Sí, es el mismo compositor.
      Así es Eva, me gusta perderme en el imaginario personal que se nutre y crea ambientes, es como el juego de los niños, es muy liberador y sorprende las cosas con que te encuentras y como acomodas y adaptas las situaciones que se viven. Abrazo grande, enorme

      Le gusta a 1 persona

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