El primer charco
El huracán Agatha estuvo dando vueltas, los días se volvieron grises, las nubes amagaban con que iban a descargar su tan codiciado y preciado líquido sobre estas tierras, sin embargo ya se sabía que iba a atravesar el territorio, saldría por el océano espejo del que se había formado y seguiría de largo.
Solo unas gotas cayeron como para que recordáramos como eran.
Sin embargo, a los días, cuando ya nada se esperaba, una noche, la de anoche, siento como que repican en el suelo unos grandes lagrimones, así estuvo toda la obscuridad, el cielo metido en sí mismo, llore y llore, un llanto lánguido y con una música que adormecía.
A la mañana aún seguía. En el centro del patio, asomaban dos charcos.
Todo estaba sombrío, a través de ellos no se veía más que un agujero negro, que parecía muy profundo… hondo… insoldable.
Eso sí, ¡era el primero de la temporada!, el regalo que las alturas dejaban, ya regresaban los tiempos para poder bucear en ese subterráneo mundo que está más allá, dentro del reflejo-espejo.
Las gotas tintineaban en su caída, una detrás de la otra en un ritmo místico que llevaba a la compenetración y con ello a irse metiendo dentro de uno mismo, sin percatarse siquiera que otro territorio se abría.
Después de un rato, comenzó a emerger como salido de esa cueva que lo ocultaba, un amanecer en grises y blancos se fue asomando, lento, armonioso, mostraba que más allá de lo negro, se manifestaba una luz llena de esperanza.
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MÉXICO
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¡Pero qué lindo relato de un acontecimiento -que eso es- la lluvia. Un espectáculo, y con esos ojos generosos que desmenuzan cada detalle, más aún. La lluvia! Tan necesaria y a la vez causante de tantos estragos! Este pensamiento me impide disfrutarla a tope.
Un gran abrazo Themis!.
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Gracias Maty, ahora la necesitamos y no llega con la frecuencia necesaria, como que se ha olvidado de esta tierra reseca, sin embargo, cuando llega se le agradece, sin embargo tienes razón tiene el otro extremo que es el no detenerse. Un abrazo y linda semana
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Por acá estuvo lloviendo ayer de tarde, anoche y parte del día de hoy. Y vaya que hacía falta la lluvia. En invierno o verano la lluvia benefactora se espera con ansiedad.
Y por estos lares de aires tan contaminados, se agradece siempre.
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Hola Ruth, que bueno saber de tí, si, por aquí también ya que es un lugar muy árido, sin embargo, este año no quiere llegar, se ha atrazado mucho, ha llovido muy poco en comparación, por eso cuando se deja ver, es toda una fiesta. Un abrazo y gracias
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Interesante texto. Siempre me gustaron los reflejos que se crean por los charcos de la lluvia. A mi me da tristeza el tiempo de lluvia, hay gente que le encanta, pero yo soy más de sol.
Muchas gracias por compartirlo con todos.
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Gracias Joshua, la lluvia suele meternos dentro en ese terreno donde la nostalgia, la melancolía se hacen eco, como una forma de dejarlas salir, pues también es necesario y hay que aprovecharla, así cuando el sol nace florecemos con él. Un abrazo grande
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Tanta esperanza llega con la lluvia, que incluso dibuja un mundo límpido y nuevo sobre el suelo. Acá la seca se adueña del terreno a caballo de las alas que le presta el yoduro de plata. El negocio manda sobre la existencia. Un abrazo.
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Estamos en las mismas Carlos, aquí parece que pasa lo mismo, ese yoduro que solo le da plata a los que ya la tienen, un abrazo grande
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Vuelven los espejos negros de los charcos… me gusta que a ellos se asome esa luz de la esperanza. Aquí también necesitamos un buen chaparrón. Está todo seco. Sin humedad. Sin agua. Ojalá llueva, ya te lo contaré… Mi abrazo, Themis. Hoy padecemos 40 grados sin una nube. Besos.
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Sí Julie, sin embargo demasiado escasos para las necesidades de agua que se tienen, este fue hace como dos meses, después el cielo acalló de nuevo.
Aquí tenemos que agradecer que la temperatura no se elevó tanto, se mantiene, ahí me cuentas como siguen por aquellos rumbos, un abrazo grande y una linda semana
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Hoy 40 grados a la sombra. Besos.
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Vaya calorcito!, si que está pesado, aquí por lo menos no llueve, pero no hace el calor que suele en esta época. Ni modo a estarse sin moverse, abrazo
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