CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA SACUDIDA

«No me importa si un animal es capaz de razonar. Sólo sé que es capaz de sufrir, y por ello lo considero mi prójimo.»
-Albert Schweitzer

El patio estaba conmovido, de un instante a otro toda la tranquilidad que se suele sentir se vio convulsionada, Chispita la perrita que vive en la cuadra de la casa, la homeless, había sido agredida a patadas parecía y estaba muy lastimada, sobre todo de su boca, llegó con una gran hemorragia que no se le podía detener. Se apaciguaba por unos momentos para regresar luego.

*

*

El abatimiento se dejaba sentir, eran esos momentos en donde la impotencia se hace cargo del instante, no se lograba dar con una fórmula que parara lo que estaba sucediendo.

Barbaridades de algunas personas que agreden a seres indefensos, que no tienen a nadie que los proteja.

¿Qué puede pasar por la mente de un ser humano que comete un acto de violencia contra un pequeño animalito desamparado?

Tal vez lo hace para, ¿sentirse fuerte?, ¿mostrarle quién es quien manda y que su calidad de vida lo molesta?, qué ese lugar que le tocó estar, en la calle,  no lo acepta,  porque lo que en realidad debe sentir es una gran inferioridad, estar solo también, tal vez tan desamparado como ella y bueno su espejo le repulsa y tiene que arremeter contra él, que en última instancia es él mismo.

Pues no todos los que agreden a los animales disfrutan el dolor, muchas veces lo que buscan es sentirse superiores, hacer valer su intolerancia con algún desgraciado, sacarse su bronca. Si les gusta provocar dolor eso son muestras de psicopatía, son seres que están en una parte muy enojados con la vida y con todo, están fuera de ella y no muestra empatía con nada a su alrededor.

Tienen tal enfado que se enfocan en la muerte, en la violencia…..eso sí, cada día se reproducen más.

Pasaron varios días donde se encontraba muy mal, no comía, no tomaba agua, prácticamente no se movía, por momentos parecía que no iba a sobrevivir, cuando se le hablaba daba señas de querer agradecer lo que se estaba haciendo por ella, lo mostraba en esa mirada que conmovía al alma.

«Uno no se conoce a sí mismo hasta que atrapa el reflejo de otros ojos que no sean humanos.»
-Loren Eiseley

Fueron días duros sin embargo, todo pasó, poco a poco comenzó a sentirse mejor, se le hablaba y movía su colita dando golpecitos en el suelo,  empezó a levantarse de a ratitos, a comer aunque fuera un poco, a tomar agua, más allá se veía que le dolía, su lengua estaba muy inflamada, la tenía hacia afuera cuando estaba acostada.

Un día, la alegría regresó, ya estaba mejor, lo  peor había pasado, ahora necesitaba comer y reponerse.

«La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que son tratados sus animales…»
-Mahatma Gandhi

Más allá, el patio seguía con sus personajes en la vuelta, salvo que se había sumado uno nuevo, alguien que parecía salido de un cuento.

Todo comenzó en un momento en el que estaba cocinando muy metida dentro de mí misma, un poco sacada de onda, tristoneando pues Chispita no reaccionaba. Había cortado una papaya y estaba limpiando un pedazo cuando un zumbido empezó a girar alrededor de mi cabeza, se me acercó a mi mano mientras llevaba las cáscaras a tirarlas a la basura, era una abeja que se quedó sobre ellas me imagino que disfrutando del dulce.

Me acordé de aquella otra que venía cada vez que pelaba un mango y tenía que separarle un pedacito para que se deleitara con él.

*

*

«Mientras los hombres sigan masacrando a sus hermanos los animales, reinará en la tierra la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues aquel que siembra el dolor y la muerte no podrá cosechar ni la alegría, ni la paz, ni el amor.» (Pitágoras)

Otro día estaba en el baño y de repente sentí ese sonido inconfundible, dando vueltas en mi cabeza.

-Y tú, ¿qué haces aquí?

Quería que le abriera la puerta. Se salió muy presta, eso sí no sabía que hacía dentro.

Hasta que un día la encontré bebiendo agua de una esquinita del lavabo.

*

*

A partir de ahí, comenzó a llegar cada vez que ahí estaba, entraba, si había agua se disponía a beberla y sino giraba en mi cabeza, le ponía unas gotas y ahí se quedaba en paz.

Hasta el día de hoy llega y hace lo mismo, ya sea para que le abra la puerta, para que le deposite la gota.

Lo que más me sorprendió fue un día en que entró a la casa y empezó a girar y zumbar a mi alrededor, hasta que me paré fui al baño y le deposité su gota, que se puso a beber, varias veces hizo lo mismo.

-¿Qué onda contigo?- le pregunté, pues me quedé muy asombrada de su conducta, de que pudiera en un momento hacer ese razonamiento, para llamarlo de alguna manera, pues bueno creemos otras cosas de ellos, ese lenguaje del gesto, de hacerse dar a entender, de poder comunicarse, que hace que se vea de otra manera la interacción con ellos, que en realidad aún tenemos mucho que aprender y sacarnos de la cabeza falsas hipótesis sobre los animalitos, que bueno vienen de nuestra ignorancia sobre la Vida, las especies y por lo que nos creemos, los grandes eruditos, que damos por hecho muchos acontecimientos por ser nosotros quién no sabemos cómo llegar a ellos o por creer que la única expresión válida es la que nosotros empleamos.

Sin embargo, hay veces que pienso que si uno empieza a entablar una forma de relación diferente con cualquier animalito éste responde y también principia a explorar la forma de hacerse entender, de lograr una comunicación en donde ambas partes alcancen a trasmitir a su manera el mensaje.

Eso sí, como ser humano uno se puede volver el esclavo de todos los pequeños seres que quieren que se les solucione sus problemas o se les sirva para llegar a algún objetivo que de otra manera no podrían, como esta pequeña abejilla, que va y viene todo el tiempo y solicita cuando quiere ser complacida.

Una cosa que con ellos estoy aprendiendo es que son capaces de condicionarnos como nosotros lo hacemos con ellos, tal vez llegue el instante en que nos sirvamos unos a otros sin sentirnos más o menos.

No pierdo la esperanza que un día llegaremos a comunicarnos con todos los habitantes de este mundo como si fuéramos uno, con un lenguaje universal.

«Nuestra tarea debe ser liberarnos a nosotros mismos ampliando nuestro círculo de compasión, abrazando a todas las criaturas y al total de la naturaleza y su belleza.»
-Albert Einstein

*

Ya pasó el tiempo Chispita se fue reponiendo, a pesar de que le seguía doliendo le urgía irse a su espacio, a esa calle que la llamaba, a esos amigos perros que llegaban. Empezó a salirse y regresar a comer y dormir pues aún estaba frío, hasta que se sintió del todo bien, el calor se fue apoderando del ambiente y se marchó.

MÉXICO

*

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12 comentarios en “CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA SACUDIDA

  1. Tengo un perro y un gato,el gato Basilio es muy viejo de 16 años , el perro Rikki tiene 11 años . Es que se puede escribir una novela de su amistad y convivencia , hasta que creo que ellos hablan entre si. Conmigo no les hace falta hablar, a mi me basta solamente pensar en algo y ellos ya lo saben. Muchas gracias Themis por el texto de tanto amor y ternura . Un abrazo.

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  2. ¡Cuánto nos enseñan los animales! Y cuántos nos parecemos a ellos, pero el ser humano es DOBLE ANIMAL, lo vemos cada día, en el deporte… la competencia, el no saber perder, la ambición, el poder… ¡Cuántas cosas! Themis. Chispita, volverá. No lo dudo. Te mando mi abrazo y cariño.

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    1. Gracias Julie, compartimos mundo con los animalitos y si somos demasiado primitivos aún y traemos dentro demasiados preconceptos de lo que significa ser, lo cual medimos con las posesiones y el poder sobre los otros. Algún día,…..tal vez …..algún día nos humanicemos. Un abrazo bien grande

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    1. Estoy de acuerdo contigo si hablamos de proporciones, ahora, la diferencia está entre aportar un granito de arena o una montaña, ¿cuál es la diferencia?, sin embargo apoyamos la acción, en mayor o menor medida con esa energía que liberamos, desconocerlo nos deja libre para no seguir limpiando nuestro interior y sacar todos esos vestigios que se puedan tener.
      La guerra es un estado de barbarie….. gracias Eva, también tengo mi Ares aunque lo quiera tener bien controlado. Un abrazo bien grandote y siempre es un gusto saber de tí, me alegra.

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  3. Hola Themis, qué tristeza lo de Chispita, la verdad que quien agrede a un animal indefenso, para mí, es un enfermo mental. Qué bueno que se recuperó. Los animales son sorprendentes, yo acabo de volver a tener una pequeña pecera (ya antes había tenido peces), puse un pez betta y un caracol de agua, la verdad es que solo verlos es un deleite. Qué interesante lo que comentas de la interacción con la abeja, es que yo creo que sí se dan cuenta de que uno está ahí para ayudarlos. Te mando un abrazo.

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    1. De acuerdo Ana, hay muchos enfermos mentales como dices, todavía no todos nos hemos humanizado. Las peceras son hermosas, te dan paz y sosiego al contemplarlas, un buen espacio para enfocarte a vaciar la mente. El pez beta es hermoso, muy peleonero cuando tiene a otro cerca, eso sí ese movimiento que hace con su cola es una maravilla. La interacción con los animalitos es sorprendente, hay que volcarse a ella. Un abrazo grandote, feliz inicio de semana y gracias

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      1. Gracias, Themis, sí, lo tengo en un tanque junto con el caracol. A él no le hace nada. Debo confesar que el caracol y sus movimientos me están resultando más cautivadores que los del beta. A veces me pongo a observarlos un buen rato, si, es muy relajante.

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      2. Sí, el caracol es increíble verdo como se desliza. El beta se pelea con otros machos, por eso no pueden haber dos en el mismo territorio, pelean hasta que uno mata al otro.
        Muy pero muy relajante es contemplar sus movimientos, de niña mi hermano se dedicaba a criar peces y había una gran pecera, en la pared, me pasaba horas viéndolos.

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