paisajes deslucido

LAS SEÑALES DEL CIELO Y LA TIERRA

El día estaba desdibujado,

no traía nada con él que llamara a verlo de otra manera, deslucido, claro había una comparación con la anterior salida que sin esperarlo me había dado el cielo la sorpresa de mostrarme un espectáculo de luces que había sido asombroso y uno se queda engolosinado y considera que tiene que haber más, más cuando el criterio es mirar las cosas con el ojo del deslumbramiento, más que simplemente agasajarse con lo son en la realidad.

Salí a dar la vuelta, cada día lo hago menos, una vez al mes, cuando me obligo a moverme, a caminar, a tomar aire, aunque tengo mucho impulso a veces de cambiar el sabor del cemento por el que estoy rodeada, dejar que la visión se expanda, junto con ella el horizonte que no sea una pared su máximo alcance sino más allá donde se encuentran las montañas, en la lontananza, donde uno puede irse y dejar que el alma entre en el sosiego, se olvide por momentos que el mundo existe y se encuentre uno con sí mismo, inmerso en la maravilla simplemente del ser.

Más allá que siempre está ese refugio del espacio interno, ese que no tiene principio ni fin, y que estando en él no se necesita más en esta vida, aunque hay veces que es difícil tener acceso sobre todo cuando nos gana el desgano.

Más allá hay algo, algo que esas paredes tienen, que encierran y es como si lo fueran llamando a no salirse a quedarse ahí dentro, como si la seguridad y la inmutabilidad ahuyentaran a la incertidumbre, esa que cabalga dando vueltas y mandando sus vibraciones al espacio etéreo y sin darnos cuenta las respiramos.

Cuando salí me iba preguntando, ¿es acaso el día el que está deslucido o soy yo que más no puedo estarlo porque el tiempo no me ha alcanzado para ponerme como tal?, ¿soy yo quién lo reflejo y los ojos miran ese espejo?.

El cielo que siempre luce con colores aunque sean grises o negros, lleno de tintes luminosos, donde lo obscuro tiene su lugar mágico donde resalta a todos los demás, donde ambos son el equilibrio perfecto para una perfecta imagen, no se presentaban.

Los colores no aparecían, bueno está mal dicho, si estaban sin embargo deslavados, como si se hubieran decolorado, la luz y la sombra no querían hacerse cargo de engrandecerlos, estaban cloradas.

*

*

Fui camino al campanario, subí por esas piedras gruesas y viejas que guardan por así decirlo la historia de la comarca, la escalerilla se mostraba sombría, no llegaba la iluminación a ella como en otras circunstancias.

-Cambia el ánimo- dijo algo dentro, una voz, esas que a veces hablan, dicen que es la consciencia, quién sabe, también dicen que en muchos casos son voces esquizofrénicas, bueno lo único que uno tiene que hacer es tratar de ver claro que nos mandan o qué nos hablan, no perder el uso de la razón y no someterse a veces a escucharlas con esas ideas obsesionadas que quieren preponderar.

Me detuve un instante, respiré profundo, traté de sacudirme todo ese lastre de olor a encierro, no puedo decir a humedad pues aquí es una cosa que casi no existe, el aroma en todo caso es a resequedad.

Gran fue mi sorpresa cuando llegué a arriba para sentarme en el campanario, el encuentro con una vara larga de esas de madera dur, hacía tiempo que pedía que una me llegara, pues hubo una época en donde la usé mucho, cuando vivía en otra montaña, cuando me esguincé un pie y fue una manera de superar el problema, restablecer la marcha y sentirme segura al hacerlo, pues era un momento de mucho lodo.

A todos lados la llevaba, la conocían como mi vara, la cual al principio a todos les daba risa, pues la sentían como muestra de debilidad, más cuando los años van mostrando el tiempo que pasa, cosa que nadie quiere reconocer, lo hacen sentirse desmerecidos, que están dejando de ser quienes fueron, más si por algo fueron quienes dirigían, eso sí difícil es a veces que lo vean como un símbolo de dignidad, ese cayado que se puede llevar, sencillo y simple, que se ha vuelto un bastón en muchas partes, que en muchos casos acompañan a las canas. Eso sí a mi en lo personal me gusta la vara larga como la de los pastores, que también puede ser un arma para protegerse de lo que en el camino se pueda presentar.

-Vaya regalo- no lo esperaba, lo agradecí, mirando al cielo deslucido, opaco, poco exuberante.

A lo lejos como en planos la falda de la montaña se mostraba y dejaba ver las sombras y las áreas doradas, sin embargo eran pedacitos muy pequeños en donde sucedía.

*

*

Ahí me quedé contemplando, mirando a todos lados, buscando esa imagen que mostrara un realce, en búsqueda de lo acostumbrado, del sabor y de la manera de presentarse que guarde relación con lo que uno imaginó que se iba a encontrar, sin embargo muchas cosas ya no son, ¿volverán los viejos esquemas? o ¿tendremos que adaptarnos a los que se están conformando?.

-¡Ya!, ¡para!- con fastidio se escuchó a mi misma

Un cambio de estado se dio, un algo apareció y ahí abajo unas luces se prendieron, tímidas, refugiadas entre cactus, iluminaban el suelo.

*

*

-Baja- dijo mi misma. Así lo hice.

Me fue metiendo por un lugar en donde nunca había estado, el cayado me sostenía, me daba una seguridad extra, me sentía acompañada, no estaba sola, me guiaban, ahí para mi gran sorpresa me encontré frente a ese amarillo viejo donde mi sombra se reflejaba asida a esa vara recién encontrada encumbrada entre luces doradas.

*

*

Un buen rato estuve bañándome en la paz y el sosiego que ese espacio daba como si la energía sufriera una renovación, fuera bajando por los pies algo obscuro que la envolvía, la tierra lo absorbía e inyectaba una fuente de estrellas que subían en torrente camino al corazón.

Ahí me quedé, rodeada de cactus y piedras que me guarecían dándome el sentir de algo diferente como si estuviera en una cueva, en un útero natural que iba haciendo que renaciera.

CONTINUARÁ…….

MÉXICO

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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

6 comentarios en “LAS SEÑALES DEL CIELO Y LA TIERRA

    1. Gracias Julie, un paseo por momentos desconcertante, por como se presentaban los colores y ese cielo que los había perdido, por lo menos a como estoy acostumbrado a verlo.
      La sombra mi fiel compañera y la única que está a mi lado para ser fotografiada. Un abrazo grande y feliz semana

      Le gusta a 2 personas

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