LA NUEVA FAMILIA
Me había asomado al patio a tomar mi bañito de sol, ese tan necesario en esta época por eso del coronovirus y de la vitamina D, que según dicen es muy importante que no nos falte para poder sobrellevar con mejores perspectivas cualquier ataque de ese ente que anda pululando por todos los rincones.
Ahí estaba parada mirando para ese lado donde es el espacio de las tortolitas, que han llegado a él y son como mis compañeras de retiro.
Veníamos de pasar de muchas situaciones donde la violencia se había hecho eco entre ellas y luego una invasión de una horda de otras tórtolas habían corrido a todos, los Malvados Grises, como les llamaba, hasta que fueron desalojados.
De repente veo que hay tres muy acurrucaditas bañándose en los rayos dorados.
Me sorprendió, no podía dar crédito que estuvieran tan pegadas unas a otras y sin peleas.
-Aquí hay algo extraño- le dije a mi misma- esto es demasiado, no puede ser que hayan llegado a tal hermandad entre todas- más allá a uno le queda siempre la duda si no puede ser, si no está juzgando por lo vivido y no da posibilidad a nuevas perspectivas.
Me preguntaba quienes serían pues no lograba diferenciarlas desde donde estaba, Coquita no era de eso me di cuenta, ahora podía ser cualquiera de las otras parejas y una tercera, acaso ¿la Intrusa?.
Ahí me quedé un rato y mientras estuve no se movieron y ningún gesto hicieron de separación.
Una vez terminado mi baño, de haber absorbido lo recomendado de vitamina, me fui a cocinar.
En eso estaba cuando veo aparecerse a la Despeinada, como siempre con su conducta inhibida, antes creía que con miedo, para luego darme cuenta que no era eso, pues por otro lado muestra mucha osadía, es la única que aun se acerca a donde cocino pues los demás después de la batalla contra los Malvados Grises no lo hacen.
-Despeinada-le dije- ¡qué alegría verte!- pues hacía mucho tiempo que no la veía, la verdad que si no estoy mal ella ni estuvo en todos los aconteceres de los últimos tiempos, se había desaparecido, cosa que llamaba mi atención, sin embargo el Manda Más su pareja, ese no había dejado de venir.
Iba y venía, se acercaba, se alejaba, caminando en zig zag como suelen hacer cuando no saben muy bien qué es lo que va a pasar como si ese vaivén les ayudara a controlar cualquier movimiento que la otra parte realice.
-¿Quieres comida?
Allá fui agarré un poco de arroz y se lo llevé al patio, me sorprendió también de ella que no levantó vuelo, iba corriendo delante mío y mientras lo estaba poniendo no se separaba, ahí estaba a una distancia prudencial.
-¿Qué pasa Despeinada?- le pregunté- ¿qué es lo que te preocupa?
Me miraba con una carita como suplicante, que no entendía muy bien qué era lo que me quería decir, se la sentía nerviosa o al menos así me lo trasmitía.
Miré para arriba y vi en el muro al Manda Más con el otro ser que no sabía quién era.
Ahí los dejé y me fui un poco más lejos, bajó el Manda Más con el otro y era: ¡¡¡SU PICHÓN!!!, habían tenido descendencia por eso había dejado de venir.
Tal vez lo que me quería pedir era que los protegiera pues ahí estaban como buenos padres trasmitiendo sus conocimientos a un pequeñuelo que iba con sus patitas cortitas atrás de ellos, corriendo para alcanzarlos.
A pesar de que era prácticamente del mismo tamaño se le notaba la torpeza en sus movimientos.
Hermoso verlos como le enseñaban a comer, a beber agua del bebedero piscina, a andar por el patio.
Eran ellos la familia feliz por eso estaban tan «arrumacados».
Pequeños eventos de la existencia que hacen una gran diferencia, alegran al corazón, lo nutren y de esta manera lo preparan para tomar decisiones mucho más humanas, a ese otro «cerebro» sensitivo que es quien capta la belleza guardada en los caminos que la vida nos tiene reservados.
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MÉXICO
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: EPÍLOGO
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Creo que merced a esa relación, ahora eres un fenómeno cultural para las tórtolas de la vecindad. Un ente digno de ser aprehendido. Un abrazo.
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Jajajajajajaja, y paso a la posteridad dentro de su mitología, un abrazo
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En efecto, serás recordada como Themis la oculta diosa de la alimentación inagotable. Sip.
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jajaajajaj, muy bueno, mira que me hiciste reír, un abrazo
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Siempre da alegría una nueva vida.
Qué bueno que hayas conocido al hijito.
Abrazo, Themis.
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Así es Eva, a parte es todo regordete y primerizo, me empezó a buscar como hace su madre, a ver que relación podemos entablar, pues parece más manso que los otros, luego contaré como va la cosa. Un abrazo grandote
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Me encanta leerte y en esta distancia tenemos muchas cosas en común, como lo de observar a las tórtolas… un ave me encanta y que viven frente a casa, en las acacias.
Me distraen tanto… y saben incluso la hora en que salgo a echarles las miguitas de pan que selecciono para ellas. Y si no salvo vienen a la puerta protestando. Gracias Themis por tu delicioso relato. Un fuerte abrazo.
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Gracias Julie, así son ellas si no estás a la hora te lo recuerdan, no vaya a ser que te olvides. Me alegra mucho saber que tenemos cosas en común como bien dices en esta distancia y que son alegrías para el corazón, las cuales compartidas se multiplican. Un abrazo grande
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