BLOG DE THEMIS…

 

 

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REMEMORANDO

 

Había salido a caminar como generalmente hacía cada tarde cuando se acercaba la puesta del sol.

Esta vez no fui rumbo a mi lugarcito predilecto dentro del pueblo, donde  me sentaba en lo que llamo mi platea un montículo de piedras muy bien ubicado para decirnos  «Hasta mañana»  con el  Hermano Sol  y verlo desaparecer detrás de la montaña.

Esta vez daría un paseo por sus calles, caminaría un lugar que no conociera, para descubrirlo, para explorarlo, para encontrar lo que guardaba en él para sorprenderme.

Ahí anduve dando vueltas por sus vías vacías, pues así suelen ser, poco transitadas y no por causa de la pandemia, sino es la tranquilidad que guardan dentro de sí mismas, más aún cuanto  uno de aleja de la carretera, va cerro arriba y se sumerge por  ese Universo natural por donde la Vida camina.

De repente una pequeña callejuela llamó a que me metiera por ella, que la recorriera, iba disfrutando sus casas de adobe, la placidez que en ella  encontraba cuando detrás de un pequeño repecho se abrió un ancho puente y al final de él, el atardecer en todo su esplendor, con sus amarillos intensos que deslumbraban a los ojos y un árbol que hacía de arco por el cual asomó «un alguien» en una bicicleta para coronar el momento y darle la parte humana a la experiencia.

 

MÉXICO

 

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